Para un gato, una mudanza supone dejar el territorio al que está muy fuertemente vinculado, sus lugares favoritos y las marcas que ya tiene distribuidas por distintos lugares de la casa.
Aunque es habitual aprovechar la mudanza para limpiarlo todo, si tenemos un gato no debemos hacerlo, con el fin de no eliminar los olores familiares y tranquilizadores que el gato ha dejado sobre alfombras o muebles. Así al llegar al nuevo hogar no será tan desconcertante y reconocerán sus propios olores. Por otro lado, si en el lugar al que nos mudamos vivía algún gato, hay que limpiarlo bien a fondo antes de que llegue el nuestro.
También es recomendable traer su bandeja con arena usada, para que lo identifique inmediatamente como su propio lugar para hacer sus necesidades. Además hay que evitar los cambios de alimentación e incluso si el agua es distinta de un lugar a otro, se puede llevar un poco para los primeros momentos. Y por último, pueden ser beneficiosos alimentos específicos recomendados para afrontar mejor situaciones de estrés (pregunta a tu veterinario), así como el uso de feromonas sintéticas, que se rocían por la casa nueva y en el trasportín para que el gato encuentre olores tranquilizadores en el lugar de destino.
Extraído de: Royal Canin
Foto: Gary Parker