El mundo animal está lleno de curiosidades, nos encanta descubrir detalles de toda su extensión y analizar las partes más corrientes, que guardan una gran belleza. Ellos no calculan, ellos no meditan, ellos actúan, HACEN siguiendo sus instintos y sus sentidos, conectados unos con otros.
Hoy vamos a darle respuesta a la duda de “¿fue antes el huevo o la gallina?” Queremos contaros los elementos de la reproducción de las aves. Algo tan sencillo y complicado como dar vida a un animal que puede volar.
1. El emparejamiento y reproducción de las aves se da, en nuestro ecosistema, en la primavera y es precedida de la fase de cortejo. Los machos de la mayoría de las especies realizan enormes esfuerzos para atraer la atención de las hembras: a través de un espectáculo de vuelos acrobáticos, peleando entre ellos, con impresionantes cantos (como los zorzales y ruiseñores), con grandes muestras de su plumaje (curioso el del ave del paraíso) o construyendo elaborados nidos (capulineros). En general son acciones que llevan a buen puerto y consiguen acaparar la atención de la hembra.
2. Una vez que la relación entre ambos está “afianzada” el macho se posará sobre la hembra. Dirigirá su cloaca (equivalente al ano de los mamíferos) hacia la cloaca de la hembra y expulsa el semen hacia el interior de la cloaca de la hembra. El semen depositado en la cloaca viaja hacia el útero de la hembra para fecundar los huevos que están en formación, (en las gallinas domesticas una porción del semen es almacenada en una estructura especial, por lo que puede haber fecundación después aun en ausencia de macho). Al unirse el espermatozoide con el óvulo de la hembra (el ovulo es un pequeño punto transparente que esta rodeado de toda la porción amarilla conocida como yema o vitelo) se inicia la división celular, pero se detiene poco después.
3. Antes de comenzar la puesta, la hembra empieza a picotearse la zona de la pechuga para dejar al descubierto las llamadas placas incubadoras, que son zonas del cuerpo del ave que proporcionan al huevo el calor necesario, ya que por esta zona pasan multitud de vasos sanguíneos. El huevo fecundado ya terminado (con clara y cascaron) es puesto por el ave, y la división que comenzó antes continuará si el huevo es incubado. El período de incubación no es el mismo para todas las especies, pues mientras que para los pequeños paseriformes dura entre 12 y 13 días, en las rapaces y otras aves mayores el ciclo dura varias semanas.
3. El huevo sometido al calor propio de la incubación, adquiere vida y se convierte en embrión; éste va creciendo, y lo que en un principio era un pequeño punto insignificante, adquiere forma. el embrión se va nutriendo de las sustancias que contiene la yema; a medida que el futuro ser va creciendo, se extendiéndose primero por la yema y después por la clara hasta abarcar la totalidad del interior. Una vez formado el polluelo, sirviéndose éste del diamante (minúscula protuberancia córnea situada en el extremo de la mandíbula superior) rompe el cascarón. A los pocos días de la eclosión desaparece el diamante.
4. Primera etapa de los polluelos. Los polluelos al nacer pueden clasificarse en nidófilos y nidífugos. Los primeros, también denominados nidícolas o insesores, son aquellos que permanecen en el nido durante un determinado tiempo, nacen ciegos e indefensos, y durante este tiempo son alimentados por los padres, porque son incapaces de valerse por sí mismos. Las especies nidífugas son aquéllas cuyos polluelos a las pocas horas de nacer son capaces de abandonar el nido por sí mismos y seguir a sus padres. Los que pertenecen a este tipo nacen con el cuerpo cubierto por plumón, no así los del grupo anterior que nacen desnudos. Aún así, los polluelos nidífugos están sometidos durante un tiempo a la estrecha vigilancia de sus progenitores.
5. Pasado este tiempo los jóvenes son capaces de emprender el vuelo y de comenzar a valerse por sí mismos, aunque la mayoría de ellos siguen dependiendo de los cuidados de los padres hasta la definitiva emancipación.
Fuentes: www.ecured.cu; botanical-online.com