Quieres a tu perro con locura y deseas su felicidad, por eso haces lo que está en tu mano para conseguirla. Lo miras y lo ves contento, pero a veces puede asaltarte la duda de si realmente se siente plenamente dichoso a tu lado. No puede expresarlo con palabras, pero sí con algunas señales que te revelamos en este post.
10 señales desvelan si tu perro es feliz
Se dice que los perros viven el presente, a diferencia de los humanos, que nos pasamos gran parte de nuestro tiempo planificando el futuro. Pero recuerda que los canes son seres muy sensibles y, el hecho de que no se ocupen de los problemas antes de que sucedan, no los libra de experimentar sentimientos de tristeza, ansiedad o depresión.
Tu peludo no habla, de acuerdo, pero es capaz de expresarte con gestos y conductas sus cambios de ánimo. Sólo necesitas estar atento para captarlos.
Si eres buen observador, escucha su lenguaje corporal y su manera de comportarse y sabrás, a ciencia cierta, si tu perro está contento o tiene algún problemilla. No pierdas detalle de las señales.
- 1. Es un perro sano
- 2. Tiene buen apetito
- 3. Desea pasear y jugar
- 4. Te muestra su barriga en busca de cariño
- 5. Le gusta estar cerca de ti
- 6. Se muestra relajado
- 7. Ni destructor ni obsesivo
- 8. Duerme “adecuadamente”
- 9. Siente curiosidad
- 10. Todo su cuerpo expresa felicidad
Sin duda, la salud es el primer requisito para que tu perro sea feliz. La ausencia de enfermedades le da más cartas a tu peludo para sentirse bien anímica y físicamente.
Detrás de un perro feliz y equilibrado, siempre hay una dieta adecuada, actividad física y mucho cariño.
Si tu perro ingiere con ganas todo lo que le ofreces, significa que se siente feliz y confiado.
Cuando veas que tu perro se muestra reacio a la comida, puede ser por diversas razones, entre ellas que se sienta cansado de tomar siempre lo mismo, o que ha probado otro alimento que le ha gustado más.
En otros casos, puede ser que se sienta triste o tenga algún problema físico. Si ocurre esto último, debes llevarlo al veterinario para que averigüe la causa de su inapetencia.
Las ganas de realizar alguna actividad física, como dar un largo paseo, corretear, saltar o jugar, te confirman con claridad que tienes un perro feliz.
Su gran energía les incita a explorar, retozar y aprender cosas nuevas, actividades que les reportan grandes beneficios. Cuando pueden dar rienda suelta a su enorme vitalidad, los peludos se sienten los seres más satisfechos del mundo.
Si tu perro expone su barriga para que lo acaricies, está diciéndote con este gesto que se siente plenamente confiado y a gusto.
Piensa que lo que te muestra sin temor es una zona vulnerable de su cuerpo y te reclama atención y cariño porque sabe que siempre te desvives por él y nunca le harías daño.
Sabrás que está contento, si te recibe jubiloso, se acurruca a tu lado y se muestra dispuesto a compartir contigo cualquier momento.
Si consideras a tu perro parte de la familia, seguro que él se sentirá un miembro más y eso le llenará de felicidad.
Basta mirarlo para ver lo relajado que se encuentra la mayor parte del día. ¿Es este tu caso? Pues, enhorabuena, porque un perro libre de tensiones es sinónimo de animal feliz.
Esto no significa que tu peludo deba estar todo el día tranquilo, claro está, porque cuando le dices “vamos al parque”, seguro que cambiará su mirada y moverá la cola impaciente, como diciéndote: “ya estás tardando”.
Otro indicador fiable de la felicidad de un perro es cuando no dedica su tiempo libre a rasgar muebles y morder todo lo que encuentra a su alcance.
También es sintomático de normalidad, si no muestra conductas repetitivas como comer hierba constantemente o intentar morderse la cola con frecuencia. Un perro que no destruye lo que se encuentra a su alcance y no muestra conductas compulsivas, tiene muchas cartas para ser un animal feliz.
¡Ojo!, cuando decimos “adecuadamente”, queremos dejar claro que es bueno dormir lo necesario, pero sin excederse.
Un perro sano y feliz suele dormir hasta 16 horas, según las razas, y unas 4 horas más, si se trata de cachorros. Esas horas de sueño acostumbran a repartirlas en unas 10 horas durante la noche y el resto durante el día, en forma de siestas.
Este tiempo de descanso es suficiente para que un perro se recargue de energía para gastarla al día siguiente en los paseos, juegos y otras actividades que sus compañeros humanos quieran prepararle.
Si tu perro se pasa el día durmiendo, aburrido o decaído, piensa que algo le sucede y debes llevarlo al veterinario para que determine las causas, que entre otras pueden ser: depresión, parvovirus o moquillo.
Un perro curioso siempre quiere estar donde ocurren las cosas; ya sea, en la puerta, para ver quien llega; en la cocina, para olfatear lo que has comprado; o en cualquier lugar de la casa, para revisar algo desconocido para él.
Esta curiosidad es innata y muestra a un perro activo, vivaracho y feliz, que se siente interesado por todo lo que sucede a su alrededor. Un can que “pasa de todo” hay que controlarlo, porque su apatía puede ser el síntoma de algún trastorno de salud que conviene atender con una visita obligada al veterinario.
Podríamos decir que el cuerpo de un perro es como un libro abierto, capaz de reflejar su estado anímico general.
Si te fijas atentamente, verás que tu perro mueve la cola cuando ve que vas a buscar la correa para dar un paseo; se acomoda en tu regazo para recibir mimos y caricias; o le brillan los ojos, ante una actividad que le encanta, como ir a la montaña a brincar, juguetear o explorar.
Parodiando la canción, que tu perro tenga una vida feliz, depende en gran parte de ti. Plantéatelo así.
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