23 Abr El collar y la correa de tu perro
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Decimos la frase mágica (¡Vamso a la calle!), nuestro perro empieza a saltar y mover el rabo en todas direcciones, entre tanta fiesta cogemos su collar, correa (y unas bolsitas) y salimos al exterior. No somos conscientes en esos momentos de la importancia que tienen el collar y la correa, estos elementos son fundamentales en su relación con el resto de perretes y personas que nos vamos a encontrar durante paseo y podrán influir a la larga en que nuestro animal tenga una actitud positiva o negativa ante ellos.
Así el collar, con sus múltiples variantes para acoplarse sobre el cuerpo de vuestro peludo, y la correa, nexo entre ese método de sujeción y vosotros mismos, tienen que ejercer sus funciones de forma adecuada, y, por ello, deben ser elegidos, ante todo, por este motivo (aunque ahora hay diseños estupendos para toda clase de correas y collares).
Lo primero que debemos tener presente es que el collar y la correa son la unión entre “Lucky” y nosotros en cualquier lugar que no sea el hogar. Salvando todas las distancias, el collar y la correa deberían ser como ir de la mano con nuestros hijos en el tránsito por calles, parques, etc. De la misma forma que la mano de los padres aporta una serie de “ventajas” a la “circulación” con los más pequeños, el collar y la correa deberían aportar las mismas “ventajas”, principalmente, control, seguridad y manejo.
¿Cuándo comenzar su uso?
Vamos por partes. El collar sería adecuado, principalmente en los cachorros, ponérselo unos días antes de su salida a la calle, ya que no son pocos perritos que con notar el collar sienten una “inhibición” de la intención de caminar. Esto ayuda a que el pequeño can se acostumbre a algo nuevo sobre su cuerpo de forma progresiva.
Algo parecido pasa con la correa: lo más adecuado es, tras unos días de llevar el collar por casa, y que Lucky lo admita ya sin problema, comencéis a “añadir” la correa al conjunto y deis breves “paseos” por casa hasta que vuestro perrete adquiera progresivamente confianza y comodidad.
Y aunque os parezca una tontería que se pueda pasar por alto no lo es. Precisamente por una falta de habituación y manejo del collar y la correa aparecen problemas, como tirar de la correa, negativa a andar, falta de respuesta a los comandos enseñados, etc.
Amigos mascoteros, para empezar el aprendizaje, el mejor collar es uno convencional ajustado al cuello y la mejor correa es una de longitud fija. Una vez que vuestro perro los ha aceptado es cuando empieza lo mejor, porque ya podemos elegir otros accesorios según la actividad que vayamos a hacer con ellos.
Por supuesto, existen collares y correas que están diseñados para corregir comportamientos indeseables, por ejemplo, collares de castigo, de ahogo, de descargas eléctricas, etc., pero NUNCA debemos usarlos. Algunos de ellos se usan por profesionales del comportamiento y en casos de agresividad grave. Si nuestro perro es “indomable” hay que ponerse en manos de un etólogo pero no usar esos collares a la ligera.
Cuando el perro ya se haya hecho a pasear cerca de vosotros y atienda a vuestra llamada podéis escoger una correa extensible.
Ahora toca sacar el/la fashion victim que todos llevamos dentro y elegir el color que más le favorece al pelaje de nuestro animal, el estampado que se va a llevar esta temporada y el grosor que le hace más esbelto. Tenemos todo lo que imagines en nuestra tienda online.