Desde hace mucho tiempo, las observaciones realizadas por criadores, veterinarios y propietarios indicaban que existían algunas diferencias en el comportamiento de los gatos según el color de su pelo.
Por su parte, los estudios científicos serios que han intentado demostrar esta asociación no son concluyentes, incluso los autores del último estudio realizado recomiendan no basar la elección del animal en el color de su pelo.
La base biológica que da lugar a estas diferencias de comportamiento –que no son exclusivas del gato– parece encontrarse en el desarrollo embriológico del animal, ya que las diferentes partes de su cuerpo se desarrollan a partir de distintas “capas” o estirpes celulares.
A este respecto, las capas celulares que dan lugar a la piel y el pelo son las mismas que las que forman el sistema nervioso central. Así, cada color del pelo determinaría unas características concretas del funcionamiento del sistema nervioso central y, en consecuencia, del carácter del gatito.
Asimismo, las rutas bioquímicas necesarias para sintetizar o producir los pigmentos que dan lugar al color del pelo son las mismas que las producidas por algunos neurotransmisores, como la dopamina, que tienen mucha influencia en el comportamiento.
El estudio más reciente, llevado a cabo en la Universidad de California con 1.274 propietarios de gatos, centró sus investigaciones en averiguar si las gatas tricolores mostraban una conducta más agresiva hacia los humanos que los gatos de otros colores. Según los resultados de los cuestionarios remitidos por los propietarios, parece que estas gatas tienen más tendencia a mostrar agresividad hacia los humanos en el contacto diario. Lo que no quiere decir que el resto del tiempo no sean felinas adorables y/o juguetonas.
Por otra parte, al referirse al manejo del gato, los autores señalan que los gatos blancos y negros son los que menos toleran esta manipulación (aunque este punto no coincide con otros estudios). Asimismo, estos últimos suelen ser vistos por sus propietarios como animales muy activos, fácilmente adiestrables y, en general, tremendamente amistosos.
En cambio, las gatas carey o “concha de tortuga” y los gatos blancos son descritos, respectivamente, como más “distantes e intolerantes” y tímidos.
Como vemos, aunque no es concluyente, es posible que el color del pelo determine el carácter del gato en primera instancia, pero hay otros factores que influyen de mayor manera en su temperamento, como la socialización del gatito desde una edad temprana para que se habitúe a la mayor cantidad de situaciones posible.
Extraído de: Royal Canin
