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Corren muchos bulos sobre lo perjudicial que puede resultar una mascota para las mujeres embarazadas. Hoy vamos a darte los consejos a los que realmente tienes que atender para que la convivencia con tu peludo durante tu embarazo no tenga ningún sobresalto, y son consejos que buscan el beneficio de ambos, porque ellos también necesitan sus cuidados.
Toxoplasmosis, ¿qué hay de cierto?
Cuando estás embarazada el médico solicita de forma rutinaria la prueba de detección de anticuerpos frente a Toxoplasma. Si has tenido contacto con el Toxoplasma antes del embarazo, el feto NO corre ningún riesgo de padecerla durante la gestación. Si la contraer durante el embarazo puede provocar malformaciones en el bebé y en el peor caso, la muerte. Ahora bien, no por convivir con un gato corres peligro de desarrollar esta enfermedad. De hecho, menos del 1% de las Toxoplasmosis diagnosticadas en mujeres embarazadas o personas inmunideprimidas (tratamiento anticancerígeno, un trasplante…) o con inmunideficiencia (por VIH) se han contagiado a través de gatos.
Si tu gato tuvo contacto con el Toxoplasma tienes que saber que solo elimina huevos del parásito durante un tiempo que oscila entre 7 y 21 días y de forma intermitente. En este caso, para evitar riesgos deberías:
· Dejar a otra persona que limpie la bandeja del felino.
· Que lo haga a diario, con guantes y después se lave las manos.
· No dejar que los gatos estén en contacto con sus heces una vez expulsadas ni que los perros se revuelquen en ellas.
Si tu gato no ha tenido contacto con el parásito y quieres evitarlo controla que no salga de casa, que no cace y aliméntalo solo con comida especial para gatos y nada de carne extra.
Si aún así tienes miedo, acude a su veterinario y allí te explicaran la enfermedad, los riesgos y las precauciones. Pero, ante todo, no abandones o rechaces a tu gato por miedo.
Prestar atención a la higiene
Si de continuo siempre debemos lavarnos las manos cuando tratamos con un animal, una embarazada tiene que cumplir estas normas de higiene a rajatabla, lavándose las manos después de acariciar al animal (sobretodo a los perros, que tienen más contacto con el exterior), prestando cuidado cuando nuestro perro ha comido o chupado algo “sospechoso” en el parque y luego quiere llenarte de besos, poniendo atención en que no se lleve a casa ni suciedad ni ningún objeto del parque, etc. A veces es inevitable que manchen nuestro hogar y a nosotros también así que tenemos que actuar para volver a dejar la casa limpia y a nosotros también.
Cuidado con los tropezones
Es un consejo básico, en estos meses se tiene una peor capacidad de movimiento, por lo que debemos tener cuidado en los paseos. Si tu perro es demasiado inquieto con la correa y estás en las últimas semanas es mejor que lo lleve otro.
Además, cuando estamos en casa, sabemos que nuestros animales no lo hacen a posta pero muchas veces se tumban en los sitios más transitados y nos hacen tropezarnos. Cuidado con ello.
Sus ganas de atención
Hay que acostumbrar al peludo a que vendrá un nuevo ser. Por un lado, porque aunque no quieras, vas a hacerle menos caso. Así que, si tiene una total dependencia contigo, pide a tu pareja o quien viva contigo que pase más tiempo jugando con él y que estreche lazos, para que no note tanto la ausencia cuando tú te ocupes del bebé.
Además, habrá que acostumbrarle a la nueva personita poco a poco. Una buena idea es que, cuando haya nacido el crío pero aún estés en el hospital, tu pareja lleve una toalla o una prenda con el olor del niño a casa, así tu mejor amigo se irá familiarizando con el olor.
Cuando llevéis al bebé a casa tenéis ir hacer una presentación paulatina. No les dejéis solos los primeros momentos.